martes, 8 de noviembre de 2016

De compras en el Rastro de Madrid

Una chica vende a un hombreEl Rastro de Madrid es un mercado diferente. Nada demasiado aparatoso pero sí multitudinario. Si quieres saber cuál es su historia y por qué realmente deberías visitarlo, yo te lo cuento encantado. Te adelanto que te estás adentrando en el mundo de las tradiciones. De hecho, en una de las más humildes.


Primero que nada, un poco de conocimiento básico, esto es: lo que nunca se olvida. El Rastro abre los domingos y días festivos y tiene su sede en el casco histórico de Madrid. Su epicentro es el barrio de la Latina.

Te diré, si lo que buscas son tradiciones con historia, que este puede ser tu sitio entonces. El Rastro tiene lugar desde hace más de cuatro siglos, que se dice pronto. Allí, los habitantes de la ciudad podían adquirir todo tipo de utensilios, desde los más exóticos hasta los más comunes. Todo bien sazonado con un ambiente populachero y animoso.

Si la Latina es el barrio madrileño, la calle por excelencia para este mercado es la Ribera de Curtidores. Allí te encontrarás con una cuesta, donde, se dice, antiguamente los integrantes de este gremio tenían su sede. Muy apropiado, desde luego.

Si tus razones para viajar son las siguientes: “eso está muy bien pero yo quiero visitas reconocidas a nivel nacional”, tampoco errarás. El Rastro de Madrid está reconocido oficialmente como Patrimonio Cultural del Pueblo de la capital. Una ley/Ordenanza del año 2000 así lo sostiene.

Madrid ha llegado a contabilizar más de 100.000 visitantes en él. Si los distribuyéramos por los puestos que se abren (y, repetimos, están protegidos por ley) a lo largo del barrio equivale a MUCHA gente. En ocasiones los vendedores han tenido algunas discusiones con alcaldes que realizaban proyectos urbanísticos. Actualmente, por suerte, siguen citándose allí.

Otro plus: es muy fácil acceder a él. En pleno centro de Madrid, puedes acceder al Rastro a pie o utilizando el transporte público, ya sea Metro o autobús. Lo normal, si vas a acudir, es que reservas la mañana. Se te irán fácilmente una o dos horas en lo que permanece abierto, de nueve a tres de la tarde.

Para los más sibaritas, un buen plan es, entre compra y compra, explorar los bares de tapas de esta zona de Madrid y tomarse un buen chato de vino. De esta manera se alegrará el fin de semana de cualquier paseante.

Una vaca pastando en un campo
El nombre del mercadillo, por cierto, le viene dado a partir de la calle que mencionábamos anteriormente: Ribera de Curtidores. En el trayecto en que se transportaban las reses a las curtiderías, normalmente muy cerca del matadero, lo habitual era encontrar sangre en grandes cantidades. O, lo que es lo mismo: un camino, o “Rastro”.

Así que, si te sientes identificado, deberías ir a verlo. Tu razón puede ser una u otra, en cualquier caso allí encontrarás seguro aquello que buscabas comprar y no encontrabas. Una última cosa: te recomiendo que vayas pero recuerda siempre tener bien cerca tus pertenencias. A los carteristas parece también gustarle mucho la Historia.